El estrés se ha convertido en un acompañante constante en nuestras vidas, a menudo no deseado, pero inevitable. Me he preguntado frecuentemente qué papel juegan nuestras emociones en la forma en que experimentamos y gestionamos el estrés. En este primer blog del año, quiero explorar cómo la inteligencia emocional puede ser una herramienta poderosa en nuestro arsenal diario para manejar este desafío.
Inteligencia Emocional: Mi Brújula Interna
Considero la inteligencia emocional mucho más que un concepto de moda; para mí, es una brújula interna que me guía a través de las complejidades de la vida. Según Daniel Goleman, un referente en este campo, la inteligencia emocional es la capacidad de reconocer, entender y manejar nuestras propias emociones y las de los demás para dirigir nuestras acciones hacia objetivos tanto personales como colectivos.
Esta capacidad se divide en dos aspectos fundamentales:
- Inteligencia Intrapersonal: Me invita a mirar hacia dentro, a identificar y comprender mis emociones para regularlas adecuadamente según el contexto. Me ayuda a hacer una pausa antes de reaccionar impulsivamente, comprendiendo el «por qué» detrás de lo que siento y eligiendo una respuesta más consciente y alineada con mis valores.
- Inteligencia Interpersonal: Si la intrapersonal es mi espejo, la interpersonal es el puente que construyo con otros. Me permite entender y empatizar con las emociones de los demás, ajustando mi comunicación y comportamiento para fortalecer mis relaciones.
El Estrés: ¿Amigo o Enemigo?
He aprendido que no todo el estrés es negativo. El estrés adaptativo me impulsa a evolucionar, aprender y alcanzar nuevas metas. Sin embargo, el estrés desadaptativo despierta en mí emociones como el miedo, la tristeza o la ansiedad, generando bloqueos tanto emocionales como físicos.
Estudios indican que el 30% del desempeño laboral depende de habilidades técnicas, pero el 70% restante se relaciona con habilidades sociales y emocionales. Además, el estrés prolongado puede ser precursor de enfermedades graves.
Gestión Emocional: Mi Antídoto Contra el Estrés
Para mí, gestionar mis emociones no significa reprimirlas. Es un proceso profundo que incluye:
- Reconocer mis emociones: Aceptar que todas las emociones tienen un propósito y me brindan información clave sobre mis necesidades insatisfechas o amenazas percibidas.
- Aceptar mis emociones: He aprendido que resistirme a lo que siento solo intensifica esas emociones. Aceptarlas me permite observarlas sin juicio y transformarlas en aliadas.
- Canalizar mis emociones hacia objetivos claros: Una vez que reconozco y acepto mis emociones, el siguiente paso es dirigir esa energía hacia acciones que me acerquen a mis metas.
Beneficios de Entrenar Mi Inteligencia Emocional
Desarrollar mi inteligencia emocional ha traído numerosos beneficios a mi vida, incluyendo mayor claridad en la toma de decisiones, relaciones más profundas y saludables, y una reducción significativa del impacto negativo del estrés en mi salud física y emocional.
El estrés puede ser un obstáculo o una oportunidad, dependiendo de cómo elija enfrentarlo. Cambiar mis creencias sobre las emociones y aprender a gestionarlas efectivamente ha sido clave para hacer que trabajen a mi favor. Por supuesto hay otras actividades y hábitos que puedes añadir en tu rutina diaria que también te va a ayudar a regular tu estado anímico. Seguro que ya has oído y hablar de los beneficios que trae el ejercicio físico y la otra es la meditación. Lo importante y la clave para que esto de sus frutos es la regularidad y la constancia. Y recuerda, que nadie nacemos con las tareas aprendidas y es normal que al comienzo cueste. Vencer los primeros días y seguir motivado y con el foco puesto en tus objetivos es la principal clave del éxito.
Llegados a este punto, te invito a reflexionar, ¿qué tipo de vida quieres construir? ¿Cómo es la gestión de tus emociones? ¿te gustaría trabajar en ello y poder mejorar tu estado emocional con el que afrontas tu día a día?
Por supuesto, no puedo acabar este blog, no sería yo, si no dijera que la mirada sistémica, a través de las configuraciones sistémicas, son Otra potente herramienta desde donde trabajar tus emociones, bloqueos, y ver como nos comportamos en ciertos momentos. Para darnos cuenta donde podemos mejorar nuestras relaciones, con los demás, con nosotros mismos y ¡estrés del bueno!